Recorridos por la Serranía de Cuenca

Rutas, turismo rural e información interesante sobre la Serranía de Cuenca

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A escasos 20 minutos de Boniches se encuentra Moya, una impresionante ciudadela fortificada hoy en día abandonada, que fue capital del poderoso Marquesado de Moya.

Compartimos otro interesante documental que muestra datos muy interesantes sobre la Villa, sus habitantes y su historia.

Uno de los “aventureros” que sigo y del que he tomado muchas ideas para mis salidas es Toni, autor del blog “Magia Serrana”. Esta vez se ha paseado por Boniches y ha realizado un muy interesante reportaje sobre este paraje en el que estoy completamente de acuerdo con el en la necesidad de acondicionar un acceso por que es un paraje que vale realmente la pena.

Espero que lo disfrutéis igual que he hecho yo.

Castil del Rey, foto tomada de Magia Serrana

Moya es uno de esos lugares que al visitarlos consigue que uno se pregunte como es posible que se haya abandonado. La grandeza de lo que se ve y, es una pena, se intuye, provoca una irremediable curiosidad por conocer su historia y las causas que motivaron su abandono.

Hace ya tiempo escribimos un artículo donde dábamos información sobre la misma.

http://serraniadecuenca.net/tag/moya/

Parece que poco a poco y gracias al esfuerzo de un grupo de personas que se preocupan por el estado de la Villa y su reconocimiento, un programa de Castilla-La Mancha ha dedicado uno de sus capítulos a este tema. Son apenas 8 minutos pero por lo menos sirve de presentación visual para los que quieran visitar este lugar que es bastante mas que un mero rincón para visitar.

Si queréis completar esta información podéis bajaros este pdf donde de una forma mucho mas detallada se explica su historia y muchos más detalles interesantes de la Villa.

MoyaPDF

Nos hemos ido esta vez a Alcalá de la Vega, a 11 kms de Boniches. Dentro de su término nosErmita Alcalá de la Vega.jpg encontramos con el castillo-fortaleza árabe mas antiguo (según muchos) de Cuenca. Al pie del mismo se encuentra la ermita de nuestra Señora del Remedio, todo ello enclavado en un meandro fácilmente defendible del río Cabriel.

Parece ser que fueron muchos los que habitaron esa pequeña península. En http://www.alcaladelavega.com se dice:

“Alcalá de la Vega (Cuenca) por su posición, situada en las estribaciones meridionales de los Montes Universales, en la llamada Serranía Baja conquense, a muy poca distancia de la Cruz de los Tres Reinos, mojón trifinio de Aragón, Valencia y Castilla, bañada de Norte a Sur por el río Cabriel, guarda una rica historia.

Los orígenes del enclave se pierden en la lejanía del tiempo. Existen vestigios ibéricos, romanos, visigodos y árabes: El Castellar, Tesoro Lucas, Corral Redondo, Cañasáez, la Virgen…., unas seculares ruinas pregonan una antigüedad todavía sin establecer, restos de calzadas romanas hace pensar en la XXXI Vía Romana o Camino de Antonino, que seguía desde Iniesta el cauce del río Cabriel; tumbas y estelas funerarias visigodas aseguran un asentamiento entre los Siglos IV y VIII.”

Continuamos con una interesante ruta que discurre casi por completo por Cuenca tocando un poquito la provincia de Teruel. Una zona donde quedan todavía aldeas o caseríos que conservan un aspecto en su conjunto muy armonioso (cosa de agradecer a sus propietarios), una zonaTorrefuerte.jpg eminentemente serrana donde pueden apreciarse parajes de singular belleza.

Llevábamos tiempo queriendo visitar en particular un punto de la ruta a nuestro entender interesante, una impresionante fortaleza magnífico ejemplo de torre-vigía que controlaba los pasos a Aragón y Valencia. Se trata del Castillo de Torrefuerte, del siglo XIII. Actualmente es de propiedad particular y se encuentra totalmente reformado. Da gusto ver parte del patrimonio histórico español en tan buen estado de conservación o mejor dicho, de restauración.

Pero la otra cara de la moneda es el antiguo camino real cortado por una valla y que para poder contemplar el castillo debemos hacerlo desde lejos y a través de una malla de alambre. Todo un valle cortado al público y sin posibilidad de visita por parte de la mayoría de los mortales, aunque se dice que si recibe visitas y estas son de gente “importante”, no de carácter plebeyo. Una pena tratándose de un interesante punto a incluir dentro de los itinerarios turísticos de la zona.

Comenzamos la ruta en Salvacañete, en el cruce dirección el Cañigral que se encuentra junto al río Cabriel.

Seguimos la carretera río arriba disfrutando del curso del río, alguna curiosa fuente y pozas de agua transparente. Merece la pena si tenemos tiempo parar a hacer alguna foto o si el tiempo lo permite pegarnos un baño en alguna de sus pozas cristalinas.

A unos 6 kms, un poco antes de “Casas del Valle de Carmona” encontramos una pista forestal a mano izquierda que sube bruscamente buscando cotas más altas. Al llegar arriba, al poco nos encontramos con una fuente. Un poco más allá un cruce, a la derecha a la aldea de los Cortijos pero ese camino está vallado. Debemos coger el de la izquierda dirección La Nogueruela. Desde este caserío podemos hacer una pequeña variante para bajar al río Cabriel, pero luego tenemos que desandar lo andado.

Seguimos por la pista principal. Si nos fijamos, a unos 1500 metros vemos a mano derecha un corral hundido del que sale un camino en mal estado que nos lleva hasta las ruinas del antiguo caserío de El Portillo, hoy en ruinas. Este es uno de los mejores puntos para ver “desde fuera” el castillo que andamos buscando.

Volvemos al corral para continuar por la pista que habíamos momentáneamente abandonado. A poco más de un kilómetro, detrás de una curva nos encontramos con un precioso conjunto compuesto por ermita, cementerio y viviendas de los guardeses. Se trata de El Masegar, a orillas del arroyo el Masegosillo. Un feo paso de reciente construcción nos deja cruzar al otro lado desde donde continúa una pista forestal que en ocasiones nos permite disfrutar de variadas vistas del valle con el castillo de Torrefuerte en lo alto de un pequeño promontorio.

Llegamos al caserío del Collado de la Grulla y siguiendo el camino bien marcado enlazamos con la comarcal Masegoso-El Vallecillo. En el pueblo de El Vallecillo podemos aprovechar para tomar un “refrigerio” antes de continuar ruta a Zafrilla. Uno de los bares del pueblo, el que hace de tienda también, cuenta con un interesante conjunto de fotografías antiguas.

Volvemos sobre nuestros pasos hasta un camino que nos indica “Cascada del Molino de San Pedro”. Aquí podemos contemplar el Cabriel formando cascadas de singular belleza. Obligatorio hacer una parada si el horario nos lo permite.

Continuamos hasta la aldea de “El Membrillo” con intención de coger la pista forestal que nos conducirá primero a la fuente del Berro y después a Zafrilla. Llegados a este punto es importante contar con mapas, GPS o un buen asesoramiento para no equivocarse y acabar dando vueltas por la sierra. El recorrido es realmente bonito, pero se necesita un vehículo adecuado e información precisa para completarlo.

Para terminar el circuito, a la entrada de Zafrilla nos da la bienvenida un pequeño pero coqueto puente romano. Prueba superada.”

Ver mapa más grande

Uno de esos lugares que se visitan con respeto y asombro. Cuesta creer que puedan haberse abandonado tantos edificios y dependencias que han dejado huella del esplendor que tuvo que tener antiguamente. La información sobre el primero señorío y luego marquesado ha sido extraída casi íntegramente de la web de la “asociación amigos de Moya”. Actualmente la villa se está rehabilitando parcialmente.

VILLA DE MOYA

La Villa de Moya, situada en lo alto de un promontorio u otero rocoso, rematado en su cima por una amplia y alargada Album de Moyaexplanada de Norte a Sur, con una longitud máxima de 600 metros y una anchura media de 106 y una superficie de 6,56 has., a 1155 metros sobre el nivel del mar, formó un conjunto de casas apiñadas, a dosadas a sus murallas y formando unas calles estrechas y reducidas, exceptuando las viviendas de nobles y gobernadores, sus iglesias y sus conventos.

Pudo alcanzar los 300 vecinos y 1200 habitantes y a finales del siglo XIX todavía existían 90 casas habitadas.La villa de Moya, visible desde los cuatro puntos cardinales a muy larga distancia, nos muestra su hierática majestad como espolón o proa de nave con su altiva “Torre del Homenaje” desde La ndete por el

Sur; toda su magnitud con el grandioso convento de las Monjas y la extraordinaria arquitectura de “La Coracha” que baja hasta la fuente dominada y defendida por sus dos torres por el Norte; la doble muralla que circunda la villa, las principales puertas de la Villa, la iglesia de San Bartolomé y, en lo más alto, el alcázar con sus torres defensivas por el Este; y al Oeste, en panorámica, la silueta completa de Moya asentada sobre las rocas del acantilado, muralla natural que la defiende y, sobre todo ello, destacando, sus dos monumentos más emblemáticos: la espadaña de la iglesia de Santa María y la Torre del Homenaje.

CABEZA DE SEÑORIO Y DE MARQUESADO.

Tras la repoblación de Moya a principios del siglo XIII fue adquiriendo una amplia jurisdicción sobre unos territorios fuera de sus murallas. Las investigaciones en marcha nos dirán la primera demarcación y los límites de “Las Tierras de Moya”. Como hipótesis, no dudamos en afirmar que el teórico Marquesado de Moya coincidiría con aquel primer Señorío.
Conocemos por la Institución del Mayorazgo de Moya de 1511, como también por el Censo de 1595, la relación de pueblos que comprendía su Marquesado. Comparando con el listado de 1805 comprendía los mismos pueblos menos Ranera y Los Huertos; tampoco figuran los caseríos de La Pacheca, Asturias y Villar de Hornos. En el Censo de Floridablanca también están los mismos pueblos, menos Santo Domingo, Pedro Izquierdo y Los Huertos (incluidos en Moya) ni Ranera, Pajarón y San Martín de Boniches, tal vez por error.

Por lo tanto podemos afirmar que el Marquesado de Moya en 1595 comprendía 34 pueblos y caseríos, 36 en 1787 y 39 en 1805. Hoy han quedado reducidos a 36. Todos estos pueblos formaron, con la villa de Moya a la cabeza, una unidad jurisdiccional, administrativa y económica hasta principios del siglo XIX, cuando el duro centralismo terminó con los regímenes señoriales.

Nos resulta fácil calcular que el territorio moyano tendría, aproximadamente, un perímetro de 240 Km. y un a extensión de 2750 Km2.

Finalizado el siglo XVIII y tras el Censo de Floridablanca, merced a las nuevas corrientes centralizadoras y liberales, Moya perdió ser cabeza del Corregimiento, perdió su juzgado, sus seis parroquias quedaron reducidas a dos, los conventos se cerraron y la nobleza se fue. Las consecuencias fueron fatales: Moya se desmoronó y se disgregó hasta físicamente. En menos de cien años el flamante Señorío, primero, y Marquesado después, quedó reducido a cenizas.”



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