Ya estamos otra vez admirando pinturas de antepasados nuestros con una antigüedad que podría llegar hasta los 12.000 años. Esta vez es en Henarejos, pueblo de la serranía baja conquense con algo menos de 400 habitantes coronado por una interesante torre defensiva. El acceso a las pinturas es recomendable hacerlo andando por lo menos en sus últimos 1000 metros pero no tiene pérdida, está perfectamente señalizado utilizando en ocasiones aperos que recuerdan tiempos pasados. El entorno vuelve a ser un pinar de Rodeno, areniscas rojizas, brezos y jarales, algo que se da frecuentemente en abrigos de estas características.
Mucho puede decirse de este abrigo rupestre, pero como hay bastante escrito sobre el tema he escogido algunos fragmentos del autor José Francisco Dimas Nuñez, quien lo tiene publicado en http://perso.wanadoo.es/pepesaiz/art3.html.
“Es un panel figurativo, de 100 por 80 centímetros, en el que se mezclan personajes reales, en trazo lineal, con una clara actitud venatoria, realizada sobre unos esquemas figurativos con clara simbología ritual -hombre/mujer- en tonos ocres, marrones y rojizos. En su parte derecha e inferior se halla descascarillado, no sabemos si por las inclemencias del tiempo o por la mano del hombre, ya que por el vértice superior aparecen unas líneas rojizas y se pierde la continuidad del cuadro por debajo de una fila de hombres y mujeres. En la porción inferior e izquierda, hay una silueta rojiza y amorfa que destaca sobre el blanco del fondo: un gran ofidio, un jabalí, un oso…?. En el centro, las tres figuras principales del abrigo: una cabra herida dando el último salto, en los estertores de la agonía; a su izquierda, las ancas de otra cabra humillada y cayendo muerta por las flechas de los guerreros. Guerreros que, situados en la parte superior, lanzan flechas, se arrastran en actitud de sorprender a los cérvidos y, uno de ellos, con el gorro ibero, sus genitales al aire y los brazos en cruz, sostiene runa honda en su mano derecha. Debajo del ciervo de la derecha, se aprecia el desconsuelo de la muerte en un guerrero caído y sin aliento, mientras otro cazador por detrás, tiene extendido el brazo izquierdo sujetando el arco y con el brazo derecho tensa la cuerda dispuesto a disparar. Seguramente una parte de la pintura se debió realizar en la primavera, cuando los ciervos han perdido la cuerna (desmogue). Una Z invertida parece un hombre en actitud orante y el resto, líneas quebradas con un punto central, hombres y mujeres formando corro, prototipo del arte figurativo – ¿festejan el éxito de la cacería o hacen corro para recibir a los cazadores, o…?. También el guerrero situado en el centro de la imagen, por encima de la cabra herida, parece que ha resultado herido, porque tiene la pierna derecha doblada, con la rodilla en tierra, las manos apoyadas en el suelo abandonadas.
Se puede decir de todo en cuanto a las formas, y la imaginación puede volar para situar esta escena entre los ritos religiosos, la celebración del buen resultado de la cacería o la tristeza por la muerte de dos guerreros.
En el Paleolítico Superior (45.000-9.500 años antes de Cristo) se inventan el arco y las flechas. A partir de ese momento empieza la cultura de la caza y se empiezan a ver, en los abrigos del Levante, representaciones de la misma. Su datación es posterior a las del Norte español (los animales allí representados son de épocas anteriores y aparecen en cuevas profundas de hasta un kilómetro de galería). En el Mesolítico, el clima es más benigno, han desaparecido las glaciaciones, el ambiente es más húmedo y hay más hierba, por lo que la fauna cambia de localización; aparecen el ciervo y el jabalí y los équidos empiezan a domesticarse. El hombre pastorea y caza y, aunque ya empieza a construir viviendas rudimentarias, sigue usando las cuevas para protegerse de las inclemencias del tiempo. A partir de ahí, desde los 9.500 años a. C., podemos situar la realización de estas manifestaciones del arte, como señala la identidad del hombre primitivo. Por las características de la representación del panel referenciado, se puede hablar de un primer artista o grupo de artistas, que plasmó su realidad esquemática con figuras estilizadas a las que se añadieron, en una época posterior, ciervos, cabras… y guerreros/cazadores, llegando a formar un delantal de belleza impresionante.”
Añadir que los propios paneles informativos complementan sobradamente esta información, animaros a visitarlos.