1298 metros, no estamos hablando de una altura prodigiosa. Pero esa peña sorprende a todo aquel que desde la antigua carretera que une Boniches con la nacional Cuenca-Teruel se encuentra a la izquierda con una roca que en ocasiones está semioculta por la niebla y que siempre destaca por su color rojizo por encima del intenso verde del pinar.
Si desde abajo despierta el interés del paseante, una vez arriba la sorpresa es aun mayor. Desde ese punto la vista es soberbia, se pueden apreciar muchos lugares con una perspectiva que como no han aprovechado desde antiguo numerosas aves tal como atestiguan las manchas blancas que pintan algunos recodos de la peña. Son sus excrementos que a lo largo de muchos años has delatado sus lugares preferidos para otear el pequeño valle o fabricar sus nidos. La erosión ha resquebrajado la roca formando numerosas grietas y recodos que, al margen de embellecer el lugar, sirven de refugio a las aves.
El acceso no es aconsejable para turismos, mejor subir a pie desde el mismo Boniches. En 4×4 podemos llegar hasta una distancia de unos 200 metros, pero es aconsejable dejar el coche en el último claro y hacer andando el repecho final.
Actualmente parece que los buitres leonados vuelven a colonizar la roca aunque por el momento de forma tÃmida. Seguramente si nos acercamos en silencio, molestando lo menos posible, es fácil que sorprendamos a algún buitre que espera una buena térmica para volar o que simplemente disfruta de los rayos del sol.
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